La cigarra y la hormiga

La Fontain


     Cantó la cigarra durante todo el verano, retozó y descansó, y se ufanó de su arte, y al llegar el invierno se encontró sin nada: ni una mosca, ni un gusano.
Fue entonces a llorar su hambre a la hormiga vecina, pidiéndole que le prestara de su grano hasta la llegada de la próxima estación.

     Te pagaré la deuda con sus intereses; -le dijo- antes de la cosecha, te doy mi palabra.

      Mas la hormiga no es nada generosa, y este es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:

     ¿ Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello ?

      Cantaba noche y día libremente- respondió la despreocupada cigarra.

      Conque cantabas ? ¡ Me gusta tu frescura ! Pues entonces ponte ahora a bailar, amiga mía.

      No pases tu tiempo dedicado sólo al placer. Trabaja, y guarda de tu cosecha para los momentos de escasez.

La Fontaine.

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