Narciso

 

    Hijo de un río y una flor (Cefiso y Liríope), Narciso se transforma en un

niño adolescente extremadamente bello.

    Narciso, es hermoso como una flor silvestre, de esas que nacen junto a las

fuentes. Y es precisamente allí, en una de esas fuentes de agua cristalina

dónde Narciso encuentra su destino y se desata el mito.

    El niño descubre un día su reflejo, ve la más hermosa criatura que jamás ha

visto y atraído por la imagen de esa belleza comienza a amar algo que es una

esperanza sin cuerpo.

    Narciso piensa que es cuerpo lo que, en realidad es agua, nada más que una

sombra reflejada, pura transparencia. Queda atrapado por estas imágenes

esquivas, y se enamora desde el primer momento, desde la primera mirada,

porque al tiempo que  mira es, igualmente, mirado, al tiempo que busca es

buscado. Entonces juega, coquetea con su reflejo.

    Ensimismado, oye que lo llaman unas voces... pero, no puede contestar, está

atrapado...

    Solo existen, Narciso y su reflejo. Pero...¿cómo alcanzar un reflejo, una

ilusión?...

    Narciso, lucha por unirse a su reflejo y por alejarse de él y cae.

    Cae en un torbellino de pasiones. Cumple su destino y el de sus padres. Cae

al agua y se transforma.

    Ya no será Narciso, o tal vez lo será para siempre.

    A partir de ahora será esa flor azafranada de la orilla de las fuentes que

rodea el centro con blancas hojas, etérea como el agua, bello como una flor.

 

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