Érase una vez ... un grupo de hombres que concursaban para elegir quien tenía el corazón más perfecto.
Fueron pasando uno a uno y quedó finalista Pedro, un muchacho joven ... tenía un corazón perfecto, rojo, brillante. Cuando iban a entregarle el premio, en el fondo de la sala surgió una voz, "mi corazón es el más perfecto y hermoso". Todos miraron hacia allí y vieron a un anciano, muy muy anciano ... ¡como iba a tener un corazón perfecto, siendo tan mayor!
 El corazón del anciano estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos, éstos habían sido reemplazados por otros que no encajaban perfectamente, también había huecos, donde faltaban trozos profundos.
Mira, cada cicatriz representa una persona a la que entregué todo mi amor. Dí trozos de mi corazón para entregarlos a cada una de las personas que he amado. Muchos me han obsequiado con un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. A veces entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me regalo ni un poquito de su corazón. De ahí quedaron los huecos vacíos ...
¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?"
Pedro se quedó callado.
Se acercó y arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y lo colocó en uno de los huecos del anciano. El anciano hizo lo mismo con el suyo, ya viejo y maltrecho, se unió quedando bordes.
 Pedro sonreía ... miraba su corazón, ya no era perfecto, pero estaba lleno de luz porque el amor del anciano, brillaba en su interior.
Pedro ¡mira!, tu trozo es azul, del color del cielo, igual que tú, que eres un trocito de cielo en la tierra.
* * * Para mi amigo Pedro que un día entró en la red para despedirse de nosotras, Lola y Julia, le dimos nuestro trocito de corazón y ya se quedó aquí dentro .... es azul. |