Casi sin darnos cuenta pasamos de Todos los Santos a la Navidad y Nochevieja y de aquí al Carnaval.
A lo largo de la historia se ha festejado de diferentes formas. Muchas de estas formas se han ido perdiendo, pero nos han quedado algunas tradiciones. Su origen lo encontramos en la época romana, donde se hacían fiestas en honor al dios Baco.
 La Cuaresma se representaba como una vieja con siete pies. A ésta la plasmaban en papel e iban cortándole uno de sus pies cada domingo, hasta llegar a domingo de Pascua. Se recorta el primer pie el primer domingo después del entierro de la sardina.

Las murgas y chirigotas ponen sin duda la chispa al carnaval. Representan la parte cómica y divertida de las desde sus letras hasta su disfraz. Para la realización de éste último se toma como referencia un personaje o una situación real y se lleva hasta su extremo más caricaturesco. Los trajes se llenan de pequeños detalles que requieren de mucha atención por parte del espectador para percatarse de cada uno de ellos.
Está formada por un máximo de quince personas que una vez sobre el escenario gesticulan y exageran al máximo cada uno de los movimientos para "meterse en el tipo", como suele denominarse a esta forma de hacer en los carnavales. Al igual que la comparsa, el repertorio de la murga integra presentación, pasodobles, cuplés y popurrí. Cabe destacar que este tipo de agrupación debe volcar todo su ingenio, gracia y picaresca en los cuplés, así como en el estribillo que acompaña a esta composición. Su objetivo es que, tanto en el teatro como en la calle, se "coree" su estribillo.

|